A los que ya estamos cumpliendo algunos años, nos
vienen (precisamente por esta razón) al recuerdo, estampas típicas y características
de personajes y lugares de nuestra ciudad de allá por las años 50-60. Refresquemos
la memoria con algunas de aquellas estampas que seguro provocan más de una
sonrisa hoy en día.
LA DE “MARIO”, el charlatán
de las ferias en Los Remedios o en la
Plaza de Abastos, subido a un cajón forrado con tela negra. Con
sus graciosas verbosidades sarcásticas y a capela nos convencía y vendía un
montón de baratijas por menos de un duro. Atraía con locuacidad a propios y extraños.
Era un personaje genial y simpático.
LA DEL CAMPO DE SANTIAGO a las orillas del Miño donde se reunían cada 25 de julio
infinidad de familias para, sentados sobre la hierba y mantel en medio,
merendar la empanada y pimientos fritos; eso si, el vino y la gaseosa se ponían
a refrescar dentro del agua del río. El celebre barquero” Emilio” cruzaba al
personal de un lado a otro del Miño.
LA DE LOS AUTOCARES
MIXTOS, de la “Empresa Los Americanos “que iban a las ferias de ganado de los
pueblos. Llevaban los cerdos en el propio autocar, con sus dueños; Otros
feriantes viajaban sentados en bancos de madera arriba en la baca.
LA DE “LOS MOZOS” colándose por la valla del Jardín del Posío
para acceder al “asalto-baile” amenizado por las orquestas “Jo” y “Continental”
en las tardes de los domingos de verano
con un sol de justicia. Lo de asalto-baile nunca se supo muy bien porque se
llamaba así. Pero se supone que no seria precisamente por saltar la cerca.
LA DEL GUARDIA MUNICIPAL de circulación subido al “púlpito” en el
cruce G.Franco- Capital Eloy (hoy Progreso-Concordia) a quien en Navidad los
automovilistas “pudientes” obsequiaban dejando a su pie al pasar, unas tabletas
de turrón y una botella de coñac, como aguinaldo.
LOS FIELATOS en las “entradas a la ciudad “donde
pagaban diariamente las “ regateiras “ el impuesto municipal para poder vender
hortalizas en la Plaza
de Abastos. Eran como pequeñas garitas de madera donde cabía a duras penas el
fielatero , que hacia la cobranza a través de un ventanuco .
LAS TABERNAS que disponían de espacio exterior para
practicar “Partidas de chave”. Lo típico era jugarse por parejas el importe de
un porrón de vino a los veinte tantos de chave. Había grandes profesionales “ chaveiros
“ y muchos espectadores.
LOS SEMINARISTAS, los domingos por la tarde dando el
paseo perfectamente uniformados con sotana, fajin verde y birreta; formados en
línea de tres por las calles de nuestra ciudad. Los sarcásticos y bromistas
solían decir “ahí ven a peste dos bimbios”. Era espectacular verles bajar
caminando desde el Seminario Mayor.
LAS CARBONERIAS del barrio viejo, que vendían en
paquetes de kilo, el carbón y las “carqueixas” para hacer el brasero hogareño
en invierno. Algunas facilitaban ya el fuego hecho en unas latas. En los fríos
atardeceres aquilonares, en la puerta de cada casa humeaba un brasero, mientras
no se hacian las ascuas.
EL AGUADOR DE LIMONADA. Que vendía “Auga de limon
fresquiña ”en La Alameda en verano . La llevaba en un cántaro forrado
de corcho , bajo el brazo , bebíamos todos por el mismo vaso; conocidos y desconocidos
, era igual,no pasaba nada .
Todos estos eran Referentes típicos de la ciudad y sus
gentes en aquellos años. ¿Cuáles serán los referentes típicos de hoy dentro de
50 años? En fin, estampas del ayer. Otro día narraremos otras cuantas.
Ricardo Gago Fernández
Ourense
DIARIO LA REGION
OURENSE
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