Después de analizar curiosamente el detallado
reportaje en La Región del día 23.3.12,
sobre “las agresiones a los médicos aumentaron un 9.2% en 2011” invita el mismo, a
hacer unas breves consideraciones acerca de los datos reflejados, representados
en graficas de porcentajes y texto de comentario.
Como bien dice el contenido, las cifras solo
representan “la punta del iceberg” y eso si que es verdaderamente preocupante y
lamentable tanto por lo cuantitativo, como por lo que significa, la realidad de
la violencia.
Omitimos entrar en el descifrado de los números
porcentuales por comunidades, ya que nos llevaría a diferenciar sin sentido ni
justificación tales agresiones, en tal o cual autonomía.
No es justificada la causalidad del “recorte
sanitario”; antes de ello ya había casos de violencia supuestamente provocada
por los pacientes; aunque no hay que ignorar que en términos generales,
efectivamente se pueda producir por tal motivo un deterioro del sistema;
lógicamente con repercusiones de nerviosismo entre medico y paciente, tal vez
por minimizar la atención acentuada si a caso en la primaria de la S.S.
Lo que si parece cierto, es que ese estado de
nerviosismo agresivo que subyace en algunos pacientes cuando visitan a un
medico, es propio de personas poco consecuentes con el motivo de la propia
visita. Acuden muchas veces con la prescripción auto realizada y con el propósito
de complacencia del galeno; o van a la institución hospitalaria acomplejados de
superioridad, altivez y exigencia, mas que a someterse al examen
correspondiente.
Es de suponer, aunque no se especifica expresamente en
el reportaje, que los datos son referidos a la atención medica en la S.S; no parecería en principio
que la medicina privada registrara casos, al menos significativos, de
agresiones al medico por parte del paciente. No se pretende justificar con ello
en ningún caso lo injustificable.
Pero lo que llama la atención en el reportaje es la
frase del Dr. José Luís Jiménez, vicepresidente del colegio medico de Ourense,
que viene a decir que existe “cierta tolerancia social” habiendo médicos que lo
“entienden como parte del trabajo”; hombre no, señor Jiménez, la profesión de
medicina, como cualquier otra, no tiene porque llevar emparejada la exposición
de recibir agresiones por parte de nadie, salvo las exceptúales anormales como
cualquier ser humano por el hecho de ser persona a veces poco racional. Como
tampoco igualmente parece razonable lo de “cierta tolerancia social”; que no se
esté de acuerdo puntualmente con el facultativo o incluso con el sistema, no
quiere decir que haya tolerancia social hacia quienes utilizan la violencia física
o verbal con el colectivo referido, ni con cualquier otro.
Ricardo Gago Fernández
Ourense
DIARIO LA REGION
OURENSE
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