Seria razonable discernir entre simpatía por un color político,
lo cual es respetable, e insistencia dialéctica por posicionarse en los
extremos mas incongruentes regionalistas, nacionalistas, patrióticos comarcales,
o de conveniencia.
Es nuestro país un pueblo metamorfósico perenne, en el
sentido de deseo contenido de algunos sectores por desgajar el territorio en
pro de configuración de nacionalidades independientes en base a sus
conveniencias de pensamiento disfrazadas por motivos históricos. Todo vale para
justificar una sin razón en los tiempos que nos toca vivir, en que la tendencia
es precisamente a globalizar, eliminar fronteras y aunar cuantas más
circunstancias mejor, en beneficio de mayores logros.
No son en absoluto congruentes las verdaderas
intenciones y principios de quienes promulgan los independentismos regionales;
en muchos o en algunos casos son personajes o grupos surgidos por conveniencia,
y quienes ambicionan exponer posturas exageradas políticas precisamente para
esconder otros complejos, de identificación.
No cabe duda de que los españoles somos distintos en
el contexto de Europa; es curioso, las palabras patria o nación que es sabido
que “no suenan bien a muchos” como designación de un todo hispánico inalterable,
resulta que quieren utilizarlas para designar pretendidas fracciones
territoriales.
¿Quién ignora que, aunque lentamente van ganando terreno
para “su causa”? Algunos catalanes y vascos, sobre todo; que aprovechan las mas
mínimas oportunidades para autodefinirse; en cuyos territorios hasta sería
imprevisible un hipotético referéndum con preguntas en tal sentido. De aquí se
deduce, que han conseguido importantes participaciones presenciales en los
foros de decisión Nacional.
Pero lo más significativo, es que con estas presencias
de momento, no con poder de decisión, ocurre que van acostumbrando a la gente a
saber que están ahí; no solo en sus feudos, sino en los escaños donde se
definen designios hispánicos.
Son dos grandes pueblos los aludidos, (a los que
siempre me refiero con halagos) y sobre los cuales y su pretendida escisión se
ha vertido tinta y se seguirá vertiendo por muchos años.
La
Constitución ha
englobado con asenso a todos en su día; también a ellos como es natural, pero
casi ya desde aquel instante han ido aprovechando todas las circunstancias posibles
para dar a entender que son distintos, que lo suyo es la futura independencia,
en base a superioridad y otros poco razonables fundamentos.
De esta manera tardaremos décadas en ir hacia alguna
parte, y situarnos con prestigio en el lugar que nos corresponde como país, en
el concierto internacional. Digamos entonces que esto es, ni más ni menos que
una lenta pero corrosiva marcha hacia atrás; es decir la evolución del
retroceso.
Ricardo Gago Fernández
Ourense
DIARIO LA REGION
OURENSE
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